Desde el hotel Plácido y Grata, te invitamos a mirar más allá del callejero sevillano y dejarte guiar por la belleza que habita los alrededores. A poco más de una hora, el mapa se llena de pueblos suspendidos en el tiempo, donde la vida discurre con una cadencia distinta.
En 2024, National Geographic seleccionó los 100 pueblos más bonitos de España. Doce de ellos están en Andalucía y varios, muy cerca de Sevilla. Si vienes unos días, te proponemos que combines lo mejor de la ciudad con la emoción de una pequeña aventura. Podemos ayudarte a organizarlo todo. Tú solo escoge qué quieres descubrir.
Y después, vuelve. Vuelve a tu habitación, a la calma. Deja que lo vivido repose en la memoria. Que el cuerpo se relaje. Que los sentidos lo asimilen.
A una hora y media de Sevilla, Olvera se alza como un nido blanco sobre la Sierra de Cádiz. El castillo árabe corona el pueblo como un vigía del pasado, y la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación parece tallada en la misma luz que envuelve la colina. Camina sin prisa por su trazado andalusí, visita el Museo de la Frontera y los Castillos, y contempla el paisaje: es amplio, limpio, sereno.
Escondido en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, Zahara se refleja en las aguas del embalse Zahara-El Gastor. Su antigua fortaleza nazarí, sus calles estrechas y empinadas, el Jardín de los Pinsapos y las vistas que se abren desde cada rincón convierten este pueblo en un refugio suspendido entre la tierra y el cielo.
A poco más de una hora y cuarenta minutos, Setenil no se parece a ningún otro lugar. Sus casas no se construyeron junto a las rocas: nacen de ellas. El río Guadalporcún esculpió su perfil único, donde las calles Cuevas del Sol y Cuevas de la Sombra son un recorrido entre luz y penumbra, piedra y blancura.
A menos de dos horas, Vejer es uno de esos pueblos que se recuerdan como una imagen perfecta. Encajado en una colina de la campiña gaditana, combina lo mejor de la arquitectura andalusí con un aire bohemio y sereno. Sus callejuelas empedradas, los patios rebosantes de buganvillas, el Mirador de la Cobijada y la brisa que llega del mar cercano hacen de Vejer una postal viva.
Elige un destino, o déjate llevar por varios. Explóralos a tu manera, sin prisa. Y cuando el sol empiece a bajar, regresa a tu refugio en Plácido y Grata. Aquí te esperan la luz suave, el descanso preparado y esa calma que nos caracteriza.
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