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MOMENTOS PARA DISFRUTAR

¿Y SI TUVIERAS LA CIUDAD SOLO PARA TI?

Hay momentos en los que Sevilla parece detenerse.
Plácido y Grata

Cuando el sol aún no ha despertado del todo o cuando la tarde empieza a caer con suavidad. Momentos en los que las calles se vacían y todo cobra una nueva dimensión. Si te alojas en el Hotel Plácido y Grata, estás en el lugar perfecto para descubrir esa Sevilla serena, íntima, casi secreta. Esa ciudad que parece que se ha quedado sola para ti.

Descubre una Sevilla íntima desde el Hotel Plácido y Grata

 

Imagina empezar el día muy temprano, bajando las escaleras del hotel aún con la ciudad en silencio. Cruzar la puerta y caminar sin rumbo fijo, mientras los primeros rayos de sol iluminan las fachadas del centro histórico. Las calles del barrio de San Pedro todavía dormidas, la Catedral en calma, el Alcázar con las puertas cerradas pero majestuoso, esperando. Sevilla, solo para ti.

Podrías perderte por las callejuelas de Santa Cruz antes de que lleguen los visitantes, respirando el olor a jazmín y azahar que aún flota en el aire. O cruzar el río al amanecer y sentarte junto al puente de Triana a ver cómo se reflejan los colores en el Guadalquivir. La ciudad despierta con el bullicio y la actividad en el mercado de Triana bien temprano, así que quizás decidas volver al hotel a media mañana, disfrutar de un desayuno lento, casero, preparado con productos locales y mucho mimo. Como todo en Plácido y Grata.

“Porque alojarse en el Hotel Plácido y Grata es alargar ese susurro de la ciudad que habla bajito”

Por la tarde, la ciudad vuelve a vaciarse en sus rincones menos transitados. Algunas glorietas y fuentes del Parque de María Luisa se transforman en serenos rincones, perfectos para sumergirse en la lectura, como los patios escondidos entre las callejuelas. Y al caer la noche, Sevilla se activa y se vuelve otra vez tuya. Pasear sin prisa, descubrir una taberna sin nombre, dejarte llevar.

Y al regresar, la calma continúa. Porque alojarse en el Hotel Plácido y Grata es alargar ese susurro de la ciudad que habla bajito, que invita al descanso, a la pausa. Las luces tenues, la arquitectura cuidada, el confort discreto. Todo está pensado para que tu experiencia sea auténtica, sin artificios, como si Sevilla y tú os conocierais desde siempre.

Alojarse en el Hotel Plácido y Grata es tener una Sevilla distinta al alcance. Una ciudad más íntima, más pausada, más tuya. ¿Y si esta vez, de verdad, la ciudad fuese solo para ti?

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Plácido y Grata

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