Cabe esperar el dejarse llevar fácilmente por sus numerosos y espectaculares lugares de interés, sumergirse en texturas, colores, aromas y, por supuesto, explorar los numerosos sabores de esta ciudad, ya que su cocina es extraordinariamente ecléctica.
Conforme la primavera se acercando, la ciudad se va volviendo más placentera: el perfume del azahar, el aroma del tradicional incienso que emana de las iglesias, los intrincados diseños de los azulejos decorados que se encuentran en las construcciones de estilo Mudéjar, los almendros en flor… Un viaje a la capital de Andalucía fácilmente derivará en una experiencia para los sentidos.
Según el poeta sevillano Luis Cernuda, “Para un andaluz, la felicidad aguarda siempre tras un arco”. Esta máxima cobrará sentido justo después de cruzar la Puerta del León de los Reales Alcázares, un lugar de absoluta belleza declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y lleno de patios, salas cubiertas de azulejos, cámaras privadas y serenos jardines.
El vecino y laberíntico Barrio de Santa Cruz es perfecto para deambular siguiendo el propio instinto. Será fácil y emocionante perderse por calles estrechas que llevan a inesperadas plazas llenas de naranjos. El espectáculo continúa con los numerosos tonos de una bonita paleta de colores: paredes encaladas que contrastan con el brillante cielo azul, el amarillo albero, los clásicos ocre y carmesí y, por supuesto, el púrpura imperial durante la Semana Santa.
Otro lugar imprescindible es la Casa de las Dueñas. Aunque pertenece a la Casa de Alba, este palacio se puede visitar. Los limoneros y otros elementos del jardín son símbolos recurrentes en la poesía de Antonio Machado, quien nació allí y en ocasiones recordaba haber pasado allí su niñez en su obra:
También es de gran importancia darle un capricho al paladar, y para esto también intervienen otros sentidos. El olor de los productos frescos y las tapas en el Mercado de la Calle Feria, y el potente aroma del cazón en adobo que circula por la calle Tetuán contribuirán a abrir el apetito.
El río Guadalquivir es una zona perfecta para descansar, con las siluetas de edifcios y monumentos reflejándose en sus aguas mientras sentimos la calidez de las últimas brisas antes de que el río se torne de color dorado justo antes de romper el atardecer.
Al caer la noche, la mejor opción será ver un espectáculo de flamenco : el sonido de las voces, la guitarra y el rítmico sonido de las palmas y las castañuelas te dejará embelesado gritando “¡Olé!”.
Sevilla es todo un regalo para los sentidos, ya que se puede experimentar tanto tan solo caminando por sus preciosas calles. Esta hermosa ciudad será el destino perfecto tanto para la gente que viaja sola como para un viaje de amigos, una escapada romántica o un fin de semana en familia.
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